Bulnes es un pequeño pueblo asturiano enclavado en el corazón de los Picos de Europa, muy conocido en el mundillo de los deportes de montaña por estar próximo al mítico Naranjo del Bulnes. Su encanto es indiscutible pero además este pueblo tiene la particularidad de encontrarse incomunicado por carretera y tener como única vía de acceso un antiguo sendero que discurre por la montaña junto al río Tejo.
Desde el año 2001 existe la alternativa de llegar
a Bulnes a través de un funicular subterráneo, gracias al cual sus habitantes
han dejado de estar tan aislados del mundo. Sin embargo, nosotros
queremos saber cómo es el camino que tradicionalmente han tenido que recorrer
estas gentes para sus quehaceres de la vida cotidiana, tales como hacer la compra
o ir al médico. Quien quiera ahorrarse la caminata puede subir en el funicular
por el "módico" precio de 22€ por persona ida y vuelta, 17€ sólo ida,
aunque ya adelanto que no tendrá tanta gracia como hacerlo andando.
Se trata de una ruta lineal de 9 kilómetros en total y 600 metros de desnivel, por tanto moderada y asequible. Su punto de inicio está en el municipio de Poncebos, el mismo lugar donde da comienzo la célebre Ruta del Cares. Por un momento nos sentimos tentados a hacerla, pero la excesiva afluencia de público la convierten en un recorrido poco atractivo para aquellos que buscamos tranquilidad de verdad, por lo que tras la reflexión nos reafirmamos en nuestro plan inicial que acaba siendo un acierto.
Si el
río Cares se ha convertido en un hervidero de gente es debido a lo espectacular
de estos parajes, franqueados por las enormes montañas que conforman el Parque Nacional Picos de Europa. Independientemente de la ruta elegida lo que es
seguro es que vamos a disfrutar de un paisaje a lo grande que no nos dejará
indiferentes.
Para comenzar nos dirigimos a la entrada del funicular, donde aparcar puede ser una odisea en temporada alta. Nosotros hemos tenido suerte hoy.
Empezamos a andar por la misma carretera hasta llegar a un túnel que hemos de
atravesar, y en breve tomamos un desvío indicado hacia un pequeño sendero a la izquierda. Quien prefiera hacer la ruta del Cares sólo ha de continuar
recto por la carretera y seguir al rebaño de personas.
En seguida llegamos al puente medieval de La Jaya por el que cruzamos
las impecables aguas del río Cares.
Nos adentramos
montaña arriba por un camino muy bien señalizado que se llama la Canal del Tejo por transcurrir de forma paralela al río Tejo, afluente del Cares.
A partir
de aquí nos espera un estrecho camino con piedras sueltas, encajonado en un profundo y pintoresco barranco.
Nuestro
camino transcurre por un sendero de gran recorrido, el GR-202, conocido como la Ruta de la Reconquista, la historia cuenta que por aquí huyeron las
tropas musulmanas en el siglo VIII tras ser derrotadas a manos del Rey Pelayo y
sus tropas astures en la batalla de Covadonga. Este largo trayecto atraviesa
gran parte de los Picos de Europa pasando por algunos de sus lugares más
representativos como los Lagos de Covadonga, Bulnes o la Ruta del Cares, para
terminar en la localidad cántabra de Cosgaya. Un recorrido bastante completo y exigente para quien se anime a pasar unos días perdido por estos
lares.
Vamos
ganando altura de forma paulatina mientras nos aproximamos a Bulnes y al mirar
atrás impresiona ver dónde ha quedado el sendero.
Pese al
pequeño tamaño del pueblo es curioso que esté dividido en dos partes bien
diferenciadas y separadas, hasta el punto que parecen dos pueblos distintos:
Bulnes de arriba o Barrio del Castillo y Bulnes de abajo o La Villa. Si
continuamos recto llegamos al Bulnes de abajo, el pueblo habitado, y para
acceder al barrio alto hay que tomar un desvío a la derecha que está bien
indicado. Nosotros entramos por la parte de arriba para hacer una pequeña
circular y lo que encontramos es una aldea semi abandonada con varias casas
derruidas y otras recién rehabilitadas.
No vemos
a nadie más allá de algún perro, gallos sueltos y vacas pastando alegremente
por sus calles solitarias. Lo que sí tenemos desde aquí son unas inmejorables vistas del
valle en el que se esconde esta emblemática aldea, buen lugar para
nuestro almuerzo de hoy.
Dejamos atrás este pueblito atrapado en el tiempo para dejarnos caer hasta el Bulnes más turístico y habitado.
Un camino
que no tiene pérdida nos conduce a Bulnes de abajo donde sí hay personas,
apenas unas decenas de habitantes que en verano ven como su población aumenta
por la presencia de turistas.
Callejuelas con sus típicas casitas de piedra, una pequeña iglesia, algún alojamiento rural y un par de restaurantes, esto ya es otra cosa.
Bulnes
ha sido desde siempre un pueblo de visita obligada para los aficionados a la
montaña que se acercan a conocer el icónico Pico Uriello, más conocido
como el Naranjo del Bulnes. Se le llama así por encontrarse próximo a esta
localidad y porque en las puestas del sol la pared de roca suele tomar un color anaranjado. Aclaro que no es posible ver la famosa montaña desde el pueblo, pero se puede
acceder a un mirador que hay unos quince minutos más arriba para verlo a lo lejos. Además desde aquí
parte una de las rutas que conduce hasta la misma base del pico, que según he oído es bastante dura. Tal vez para otra ocasión, hoy me doy por satisfecha con haber llegado hasta el pueblo, pasear entre sus lindas casas y contemplar los
alrededores.
El regreso no tiene mayor complicación que bajar por el mismo camino, o bien hacerlo en el funicular quien no quiera andar más, nosotros por supuesto volvemos a pie.
Aquí dejo el enlace para descargar la ruta:
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