Es innegable que Tenerife está asociada a la imagen de turismo de masas que busca sol, fiesta y relax. Tal era mi caso hasta que por fin he ido y he comprobado con mis propios ojos que la mayor de las Islas Canarias tiene mucho más que ofrecer aparte de un agradable clima, una buenísima gastronomía o sus famosos carnavales . Resulta que además de playas de ensueño también alberga desiertos, montañas, volcanes y muchos bosques. En definitiva un plus para los amantes de la naturaleza y el turismo activo. Una de sus mayores joyas naturales es el conocido como Pijaral o "Bosque Encantado" , localizado al noroeste de la isla. Concretamente, se ubica en el corazón del macizo de la Anaga, que es la parte más antigua y mejor conservada de Tenerife. El camino hasta llegar aquí es sorprendente porque se aleja de los típicos paisajes desérticos y nos introduce en una zona húmeda de abundante vegetación. Es un área de especial sensibilidad ambiental que está protegida mediante la...