Realizamos esta ruta el día de Andalucía de 2017 bajo un cielo nublado y oscuro, pero no importa ya que eran muchas las ganas que teníamos de coronar el punto más alto de nuestra provincia después de haberlo conseguido con otras cumbres más lejanas.
El pico de La Tiñosa se encuentra entre los términos municipales de Priego de Córdoba y Rute, al sur de la provincia de Córdoba. Esta montaña pertenece a la Cordillera Bética y está situada en la Sierra de la Horconera, dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Estamos en un territorio de alto valor geológico que ha sido reconocido por la Unesco como Geoparque desde el año 2006. No muy lejos se encuentran otros recursos turísticos muy interesantes como la Cueva de los Murciélagos en Zuheros o el Centro La Trufa, el primer jardín micológico de Europa.
Hace unos años era necesario pedir una autorización en
la Junta de Andalucía para hacer esta ruta, pero en la actualidad tengo
entendido que no es posible debido a que el sendero de la Tiñosa no es de uso
público y no presenta las condiciones adecuadas para su tránsito. En cualquier
caso es mejor informarse bien en las páginas oficiales del parque natural.
El recorrido en cuestión consta de casi 8 kilómetros y
tiene una dificultad moderada. Hay que tomarla con calma puesto que algunos
tramos, tanto en la subida como en la bajada, requieren de cierta preparación
técnica por tratarse de terreno inestable y pedregoso.
Llegamos hasta la aldea de Las Lagunillas perteneciente a Priego de Córdoba y localizamos un camino que nos lleva al cortijo Alto de Torres, donde se puede dejar el coche en una pequeña explanada.
A la izquierda del camino tenemos la Sierra de Alhucema y a la derecha se observa perfectamente la aldea de Las Lagunillas.
El camino solitario en un día tan nublado nos ofrece
un ambiente tétrico que tiene su encanto cuando estás aprendiendo a disfrutar
de la soledad.
Hay que prestar atención ya que pasados apenas unos kilómetros
dejamos el camino y tomamos un sendero a la derecha que está marcado con
algunos hitos de piedra. Algunos viejos y solitarios quejigos amenizan el
recorrido.
El terreno se vuelve empinado poco a poco, dando
comienzo una potente subida por una zona escarpada y llena de enormes
pedruscos. Las vistas de las sierras cercanas
son impresionantes desde aquí.
Nos asomamos a los cortados y apreciamos claramente el camino andado hace un rato con cierta sensación de vértigo.
A lo largo de la ruta vemos un tipo de señalizaciones con piedras que no llegan a estar bien definidas en algunos momentos, por lo que es imprescindible estar bien dotados con tecnología GPS para no perderse.
Llegamos a la conocida como Cueva del Morrión, parada obligatoria para admirar las vistas y tomar un último impulso hasta la cumbre.
Tras un ratito merodeando por la cueva la rodeamos
para buscar de nuevo las señales de piedra y continuar con la ascensión. Por el
camino seguimos viendo curiosas formaciones rocosas provocadas por el efecto
del tiempo y la erosión, aquí no es posible aburrirse.
Vemos muchos ejemplos de rocas calizas modeladas por la acción del agua y a lo lejos queda la campiña cordobesa.
¡Y por fin llegamos a la cima! Con sus 1570 metros de altitud la Tiñosa está considerada como el techo de la provincia de Córdoba. Además es un enclave privilegiado por encontrarse prácticamente en el centro geográfico de la comunidad andaluza. En días que no estén nublados podrán divisarse sierras de otras provincias cercanas como Sierra Nevada en Granada, Sierra Mágina en Jaén e incluso la Sierra de las Nieves en Málaga. En nuestro caso toca imaginarlo puesto que la espesa niebla no nos deja ver nada, así es la montaña.
Paramos brevemente a comer nuestro bocadillo e iniciamos el descenso en seguida pues el frío y las nubes comienzan a envolvernos de repente.
El viento nos azota con virulencia hasta que
alcanzamos la cueva de antes que nos sirve un poco de refugio. Desde aquí
decidimos tomar una variante del sendero oficial que desde luego no es para
todos los públicos. Esta bajada presenta una fuerte pendiente que hay que hacer
despacio y con mucha precaución, ya que prácticamente vamos por campo a través
entre piedras sueltas y matorrales que pinchan. Mi recomendación es retomar el
sendero oficial para evitar un sufrimiento innecesario, sobre todo a aquellas
personas que no tengan mucha experiencia con la montaña.
Conseguimos llegar no sin dificultad hasta las ruinas de un antiguo cortijo llamado Caserío Cañatienda y volvemos la vista hacia atrás para verificar nuestro loco descenso. Aquí termina la parte más complicada de la ruta y las piernas pueden relajarse un poco, ahora sólo hay que dejarse caer por el camino de inicio y listo.
Buen camino el de hoy pese a la falta de sol, y otra
cumbre conseguida por nuestro valiente perrito.
¡Hasta la próxima rutilla!
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