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Glen Affric, el corazón de las Tierras Altas de Escocia.

Glen Affric es uno de esos valles perdidos de las Tierras Altas de Escocia, quizá uno de los más hermosos y a la vez más desconocido por el gran público. Su localización algo apartada y su proximidad con el célebre Lago Ness genera que este conjunto de paisajes tan auténticos quede relegado a un segundo plano. Es una lástima porque se trata de uno de los lugares con mayor biodiversidad del país, clasificado desde 2002 como Reserva Natural Nacional de Glen Affric, además de ser Área de Conservación Especial de la UE, Reserva Forestal Caledoniense y Sitio de Especial Interés Científico (SEIC). Aunque todos los rincones de Escocia tienen algo especial éste es uno de los que sin duda merece la pena descubrir. 

This is Scotland! 

Glen es un término escocés que proviene de la lengua gaélica y sirve para designar los valles profundos y alargados en las Tierras Altas. Con la ruta de hoy nos adentramos en un valle de origen glaciar que se encuentra rodeado de abruptas montañas y alberga en su interior lagos, bosques y ríos, un escenario idóneo para conocer un poco mejor estas tierras míticas.

La propuesta es llegar hasta el Lago Affric y realizar una sencilla ruta de senderismo por los alrededores. Para ello nos desplazamos desde nuestro alojamiento, junto al Lago Ness, hasta la localidad de Cannich, conduciendo por esas carreteras del señor en las que de vez en cuando es necesario hacer una parada para contemplar la nada. 

En Cannich hay que tomar una estrecha carretera que después de varios kilómetros desemboca en una pista de tierra, éste es el único acceso para llegar en coche a un lugar tan retirado de todo. Seguimos la pista que va paralela al cauce del río Affric hasta llegar a una tranquila área recreativa situada en medio de dos lagos, Loch Affric y Loch Beinn a' Mheadhoin.

 

Desde el aparcamiento surgen varias rutas senderistas, una de ellas consiste en circundar todo el lago Affric con un total de 18 km que se recorren en cinco o seis horas, pero teniendo en cuenta que el día amenaza con lluvia nos parece más sensato no trasponer tan lejos y hacer sólo un tramo de ida y vuelta por la orilla sur del lago.  



Marchamos por una pista forestal que más adelante se transforma en un sendero estrecho, habilitado sólo para personas y bicicletas. 


Glen Affric está considerado como uno de los últimos reductos que existen del Bosque Caledonio, un tipo de bosque compuesto de pinares, abedules, enebros, sauces y álamos que se formó al final de la última edad de hielo y que llegó a cubrir todas las islas Británicas hace más de diez mil años. Durante el periodo Neolítico comenzó un proceso de deforestación por la actividad humana que a lo largo del tiempo ha causado la aniquilación de este viejo ecosistema. En la época actual queda tan sólo un 1% de aquel bosque primigenio y Glen Affric concentra una tercera parte de él, estamos por tanto ante una reliquia botánica que podría desaparecer para siempre si no prosperan las medidas tomadas para su conservación.

Por el camino se van viendo ejemplares aislados de pinos muy viejos que en algunos casos exceden los 200 años de edad, se les llama "granny pines" o pinos abuelita. 

Caledonia significa "alturas boscosas" y fue el nombre que usaron los romanos para referirse a aquella región de Gran Bretaña que estaba al norte del muro de Adriano, la cual les resultó imposible conquistar por la fiereza con la que se defendieron sus habitantes. Estamos hablando de los pueblos Pictos, los primeros pobladores de lo que hoy en día es Escocia.

En la misma orilla del lago destaca un glamuroso hotel de estilo victoriano, Affric Lodge, usado tradicionalmente por la alta sociedad para la caza de animales silvestres. 

Los paisajes bucólicos se suceden mientras transitamos por un camino con cierto desnivel y algunas partes embarradas. 

En el valle sobreviven especies de aves como el urogallo, carbonero común, pico cruzado escocés, águila real y águila pescadora, así como ciervos rojos, gatos monteses, liebres y nutrias. En el pasado también existían lobos que ayudaban a mantener el delicado equilibrio entre la flora y la fauna, pero la extinción de los grandes depredadores trae consigo una grave alteración de los ecosistemas.



Las zonas de bosque se van alternando con interminables páramos en los que predominan matorrales, brezos y helechos. 




Casi al final del lago se aprecia mejor la característica forma en U del valle, creada en el pasado por el desplazamiento de enormes masas de hielo. 



Olvídate de usar el móvil en todo el valle, éste es un lugar para dejar atrás el bullicio del mundo moderno y abrirse a esa extraña sensación de aislamiento que surge durante el trayecto. 

Finalmente nos hemos librado de la lluvia, ahora es momento de regresar sobre nuestros pasos y saborear el paisaje a la inversa. 


Llegamos al área recreativa para disfrutar de un merecido almuerzo, todo es tranquilidad hasta que sacamos el bocadillo y de repente nos vemos rodeados por multitud de pajarillos que exigen un trozo como peaje por estar en su casa. Es sorprendente el buen estado y la limpieza de los merenderos y aseos públicos de Escocia. 

Las oscuras aguas del río Affric fluyen de forma caudalosa entre la espesura del bosque caledonio, quienes tengan la suerte de vivir cerca pueden indagar las sendas de alrededor.


Como hemos terminado con tiempo y el cielo se ha despejado decidimos aprovechar la tarde para visitar Inverness, considerada la capital de las Tierras Altas. Puede que no sea tan monumental como otras ciudades escocesas, pero creo que posee un encanto muy particular y una ubicación excelente para realizar muchas excursiones, incluyendo por supuesto la indispensable visita al Lago Ness. 

En apenas una hora de coche llegamos a esta localidad norteña que se despliega junto a la orilla del río Ness y su desembocadura, en el fiordo de Moray. Las pequeñas dimensiones de la ciudad permiten ir andando a todas partes y una mañana o una tarde es tiempo suficiente para ver sus principales atractivos. 

Es una delicia pasear por ambas orillas del río e ir cruzando los numerosos puentes desde los que se disfrutan de distintas perspectivas de la ciudad. El Greig St Bridge es un puente colgante exclusivo para peatones y ciclistas situado en pleno casco histórico. 



En la orilla oeste se puede visitar la catedral de San Andrés y al otro lado destacan varias iglesias de estilo gótico. Una de las más curiosas es la Old High Church, construida sobre una pequeña loma y rodeada por un lúgubre cementerio integrado en el jardín. Uno de los episodios más sangrientos de la historia de Escocia tuvo lugar en los alrededores de Inverness en 1746, en el campo de batalla de Culloden, cuando los clanes escoceses Jacobitas se alzaron contra las tropas británicas para apoyar a Carlos Eduardo Estuardo en su camino al trono. El levantamiento terminó con una gran derrota para los escoceses y esta iglesia se convirtió en el escenario de crímenes y torturas a los supervivientes que ahora son recordados como héroes. Es inevitable sentir algún que otro escalofrío al pasar junto a las tumbas.



En la colina más alta de la ciudad se alza el castillo de Inverness, un llamativo edificio de arenisca roja que fue levantado en el siglo XIX sobre las ruinas de anteriores fortalezas. En la actualidad alberga las oficinas del gobierno local y presume de tener las mejores panorámicas sobre el río y la ciudad. 

También hay un centro comercial con todo tipo de restaurantes, alojamientos y tiendas para comprar souvenirs de Nessie, el personaje más ilustre de la región. Dar una vuelta por sus calles sin rumbo fijo y recomponerse gracias a una buena taza de chocolate caliente se convierte en el mejor plan para terminar el día. 




Desde el corazón de las Highlands ¡hasta la próxima rutilla!


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