La sierra de Gredos, que se extiende a lo largo de la cordillera del sistema Central, alberga algunos de los paisajes más inhóspitos de nuestro país. En ellos predominan los grandes macizos rocosos, con circos glaciares y lagunas de gran tamaño que permanecen inalterables entre las más altas cumbres. Una sierra pelada de vegetación, no apta para todos los gustos, pero que puede presumir de ofrecer una variedad de escenarios únicos.
Hoy visitamos uno de ellos, no tan conocido como el circo de Gredos, el pico Almanzor o la laguna Grande, pero que nada tiene que envidiarles. Se trata de la laguna glaciar de la Nava, una ruta algo compleja que se adentra en una estrecha garganta de piedra y sube hasta una preciosa laguna rodeada de un circo glaciar de postal. Una localización imprescindible para montañistas, que cuenta con todos los elementos más representativos de la sierra de Gredos.
¿Y dónde se esconde esta preciosidad? Primero hay que llegar a la localidad Nava del Barco en la provincia de Ávila y, aunque se podría empezar la ruta desde el mismo pueblo, es mejor seguir en coche dos kilómetros más hasta el puente de la Yunta. Empezando desde aquí evitamos andar más de la cuenta, porque 16 kilómetros ya me parecen suficientes. Junto al puente hay un panel informativo del sendero PR-AV 39, el cual está bien señalizado en todo momento. El primer tramo discurre por una pista forestal que atraviesa un espeso robledal.
Más adelante la pista se convierte en senda y la arboleda da paso a praderas salpicadas de rocas graníticas, en las que las vacas pastan despreocupadas. Pasamos junto a varios refugios rehabilitados.
Al fondo se observa, desde hace rato, la gran mole de piedra a la que nos dirigimos, en lo alto de la cual se encuentra escondida la laguna. A priori parece mucho más sencillo de lo que en realidad es, ya se sabe que en la montaña las distancias tienden a estirarse y por más que avanzamos da la impresión de que nunca vamos a llegar.
Continuamos hasta dejar atrás el praderío y nos adentramos de lleno en la garganta de la Nava, donde empieza lo más duro y espectacular a la vez. La acción del hielo de la era glaciar ha moldeado este desfiladero por el que desciende un caudal de agua, más escaso en verano, que va formando a su paso cascadas y pozas por doquier.
Vamos tomando nota mental de las que más nos gustan para darnos un baño a la vuelta. Pero ahora no hay tiempo que perder, si queremos evitar el calor de las horas centrales del día hemos de continuar subiendo. Y es partir de aquí cuando empieza el desafío del día, pues ya no hay senda de tierra sino una dura calzada de piedras que nos obliga a multiplicar el esfuerzo y la concentración.
No hay nada a nuestro alrededor más allá de un abrupto paisaje, tan vacío como insólito. Durante el duro tramo final unas cabras parecen apiadarse de nosotros y acuden a recibirnos, dándonos la bienvenida a su dulce hogar.
La recompensa se hace de rogar pero al final acaba llegando. Y lo hace en forma de esta gran laguna glaciar, de color turquesa, custodiada por vertiginosas paredes rocosas que conforman el circo denominado Corral del Diablo. ¡Una de las mejores estampas de la Sierra de Gredos!
Las gélidas aguas no nos asustan, lo que sí impone respeto es bucear un poco y observar la gran profundidad de la laguna, junto a un silencioso zumbido que se escucha de fondo bajo el agua. Tenemos el privilegio de disfrutar en soledad de este paraíso y por más tiempo que pase nunca olvidaré un baño tan singular.
Pero no estamos solos del todo, la naturaleza siempre acecha y nos brinda su grata compañía.
Hora de despedirse de este magnífico entorno y afrontar la bajada. El calor del mes de julio se hace sofocante al mediodía, sobre todo cuando no hay ni una mísera sombra en el camino.
Lo que no falta es el agua fresquita, o más bien congelada. Es momento de reponer fuerzas y aliviar el calor con otro merecido baño. Por qué no, al fin y al cabo ya nos hemos quitado la parte más agotadora y lo único que queda es volver por el mismo camino hasta el coche.
Entiendo perfectamente que a muchas personas les pueda apetecer mucho más una escapada playera durante los meses de julio y agosto. Todo tiene su encanto. Sin embargo, en el interior de nuestro país existen algunas propuestas diferentes, más o menos refrescantes, para todos los que buscamos huir de los destinos hiper masificados. Otro tipo de turismo es posible.
¡Hasta la próxima rutilla!
Información técnica de la ruta y descarga del mapa aquí.
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